Enviado por Silvia Ribeiro el
Ante la inminencia de que el gobierno autorice sembrar millones de hectáreas de maíz transgénico en México, varias redes y colectivos de Oaxaca declararon el 2013 como Año de resistencia contra el maíz transgénico y en defensa del maíz nativo, de la vida y autonomía de los pueblos del maíz. Está en juego el más importante patrimonio genético de los mesoamericanos, base de la autonomía de los pueblos y de la soberanía alimentaria y uno de los principales granos del sustento global. Todo para favorecer el lucro de cuatro transnacionales, con graves riesgos a la salud y el ambiente.
La Red en Defensa del Maíz asumió este llamado en su primer asamblea nacional del 2013. También organizaciones campesinas, urbanas y estudiantiles, como #YoSoy132 Ambiental. La Red en Defensa del Maíz, integrada por 1200 comunidades indígenas y campesinas junto a decenas de organizaciones comunitarias y de la sociedad civil, recordó que la verdadera moratoria al maíz transgénico es la que han mantenido las comunidades, sembrando sus maíces y defendiéndose de la entrada de semillas que no conocen, sea a través de programas de gobierno u otros. Llaman amablemente a los agricultores del norte de México a discutir con la Red los impactos del maíz transgénico y porqué también será negativo para ellos.
Treinta campesinos de Unorca y Vía Campesina comenzaron el 23 de enero una huelga de hambre contra los transgénicos y en defensa del maíz, en campamento en el Ángel de la Independencia. Ante el acoso policial, Alberto Gómez, huelguista y coordinador de la Vía Campesina América del Norte, declaró es muy simbólico: quieren impedir al pueblo campesino estar frente al monumento a la Independencia, sirviendo a sus nuevos amos: el neocolonialismo de Monsanto, DuPont y Pioneer.
Las protestas contra el maíz transgénico siguen creciendo. Días antes, el gobierno mexicano recibió de Avaaz un llamado firmado por 41,754 personas de todo el mundo, demandando parar la siembra de maíz transgénico en México, tema de relevancia internacional por ser centro de origen del maíz. Advierten que los ojos del mundo están puestos en el tema. Se suman a decenas de miles de firmas entregadas antes por Greenpeace y otras organizaciones.
El llamado de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad a cancelar todas las siembras de maíz transgénico, entregado a los gobiernos saliente y entrante a fin de noviembre, cuenta ahora con el apoyo de más de 3000 científicos y expertos, muchos con amplios reconocimientos nacionales e internacionales. Se ha convertido en un documento de referencia, con sólidos argumentos científicos contra la liberación de transgénicos en su centro de origen.
Por otro lado, siguen llegando malas noticias sobre los impactos de los transgénicos en la salud. Al tema abierto por un equipo científico francés de que maíz transgénico causó cáncer en ratas, se suma otro estudio científico (Podevin, N. y du Jardin, P.) entregado a EFSA, la agencia europea sobre seguridad en alimentos, que muestra que la mayoría de los cultivos transgénicos aprobados en Estados Unidos (54 de 86) contienen partes de un virus que no fueron reconocidas al aprobarlos y que pueden tener efectos negativos en plantas, animales y humanos. Según Jeffrey Smith, experto en impactos de salud de los transgénicos, consumir alimentos derivados de esos transgénicos, podrían volvernos más susceptibles a infecciones virales, desde gripe a hepatitis o SIDA. Según el estudio, entre los transgénicos que tiene esos componentes virales, está el maíz Mon810 y el maíz NK603 de Monsanto que causó cáncer en ratas y que quieren sembrar a gran escala en México. También la soya transgénica que pretenden sembrar en grandes áreas en la península de Yucatán.
El 23 de enero la Comisión Europea anunció su decisión de congelar el proceso de autorización de cultivos transgénicos en la Unión Europea hasta finalizar su mandato en 2014, porque las autorizaciones de cultivos transgénicos envenenan las relaciones entre la Comisión y varios Estados miembros.
Contrasta con la actitud del gobierno de México –país centro de origen y el de mayor consumo humano diario de maíz– que considera sembrar grandes áreas de maíz transgénico y continuar la soya transgénica con este virus.
No existen argumentos válidos para la siembra de transgénicos: hay opciones mejores y sin riesgos, sea para aumentar la producción del país (si se necesitara, porque México ya es excedentario en producción de maíz para consumo humano) como para conservar la diversidad y las semillas en manos campesinas e indígenas, sus creadores.
En diciembre 2012, en una manifestación frente a Sagarpa contra el maíz transgénico, la Red en Defensa del Maíz, #YoSoy132 Ambiental, el Movimiento Urbano Popular MUP-CND, Jóvenes ante la Emergencia Nacional y la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales entregaron al gobierno sus preocupaciones sobre maíz transgénico y la demanda de prohibirlo. Los funcionarios aseguraron que discutirán abiertamente los argumentos, por lo que se los llama ahora a participar en el debate público Maíz transgénico en México que se realizará en la Facultad de Ciencias el 7 de febrero, a las 11 horas, en el auditorio Alberto Barajas Celis, con participación de científicos y movimientos sociales.
Mientras el gobierno intenta vender una cínica cruzada contra el hambre, el maíz transgénico eliminaría para siempre la posibilidad de alimentación sana y digna para los mexicanos. Como expresó Joel Aquino, intentan dar el golpe que no han podido dar en 500 años.
Silvia Ribeiro
Publicado en La Jornada, México, 25 de enero de 2013