Enviado por Veronica Villa el
La agricultura digital, tal como la proponen los gigantes de la agroindustria y las empresas de datos, debería incluir varias advertencias para campesinos y campesinas, trabajadores agrícolas y otros actores cruciales del sector alimentario. Aquí describimos algunos ejemplos de cómo impacta en comunidades, organizaciones y personas, pero por si el tiempo apremia, comenzamos con un resumen de los puntos a tener en cuenta.
Impactos negativos en el trabajo y la vida de campesinas, campesinos y trabajadores de toda la cadena alimentaria:
· Suscribirse a una empresa de agricultura digital significa encadenarse a un contrato que obliga a comprar los productos que promocionan y venden a crédito (a precios elevados), a seguir los consejos de un chatbot para tener derecho a un seguro (que también se debe comprar) y a recibir pagos a través de una app de dinero digital (de las que descuentan la comisión).
· En ese proceso, las “plataformas” extraen información (que se convertirá luego en “datos”) sin preguntar. Regalar datos a las grandes empresas hace que la cadena agroindustrial sea aún más poderosa.
· Si se comete algún error o no se cumplen las instrucciones o compromisos, no hay modo de negociar con los algoritmos y robots, se afectará la solvencia crediticia y futuro acceso a financiamientos y mercados.
· Incluso si una empresa declara que compartirá parte del riesgo, puede haber la necesidad de vender la producción a un solo comprador, a un precio determinado por su algoritmo, sobre la base de criterios desconocidos.
· En muchos casos, las empresas de maquinaria agrícola con aplicaciones digitales, prohíben que se repare el equipo adquirido de ellas.
· Con la extracción de información, las rentas y precios de la tierra aumentan a medida que las empresas de datos identifican lo que les conviene, como las tierras más productivas, y echan a andar procesos para apoderarse de todas.
· Para acceder a las supuestas ventajas de la digitalización, hay que aumentar la conectividad, lo que expone a las comunidades a la invasión de infraestructuras no solicitadas.
· También las expone a espionaje, lo que se ha llamado “agricultura de la vigilancia”.
· El acceso a internet ocasiona nuevos gastos a las familias y comunidades, hay lugares donde los jóvenes prefieren pre-pagar paquetes de datos para las redes sociales que comprar algo de comer o los materiales para sus tareas.
· Las herramientas y procesos digitales los aprovecharán los grandes terratenientes y empresarios de la agricultura para sembrar productos de alta comercialización, no para el sustento propio de la comunidad o la región.
· Millones de puestos de trabajo son sustituido por robots y drones.
· Se espera que trabajadores y trabajadoras sigan el ritmo del robot, con peligro de sufrir accidentes.
· Con la digitalización de procesos agrícolas, mucha gente está perdiendo capacidades para leer las señales del tiempo, resolver problemas muy específicos o saber lo que necesita cada cultivo.
· Es posible que las gigantescas plataformas de datos desvíen las rutas de distribución de alimentos, insertándose como intermediarios entre agricultores y consumidores, excluyendo al resto de trabajadores y trabajadoras de los distintos sistemas alimentarios.
Durante los días más duros del confinamiento, algunas redes sociales y sistemas de mensajes por teléfono celular ayudaron a distribuir la producción campesina. Pero este es un ejemplo muy limitado de cómo pueden servir las herramientas digitales a los agricultores, consumidores y al resto de todos y todas quienes damos vida a los sistemas alimentarios.
y el funcionamiento de las plataformas.
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