Enviado por Veronica Villa el
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En mayo de 2019, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, IUCN, publicó una evaluación sobre un campo altamente controvertido de la biotecnología: la biología sintética. La revisión de autores involucrados en este informe sugiere que la mayoría de ellos ya tenían fuertes sesgos a favor de la biología sintética y los impulsores genéticos en particular. Además, muchos de ellos tienen conflictos de interés que no fueron revelados a la UICN en sus declaraciones firmadas. El informe se posiciona fuertemente a favor tanto de la biología sintética como de los organismos impulsores genéticos. Si a ello sumamos los conflictos de interés, los sesgos evidentes de los autores y la desequilibrada constitución de los miembros del grupo de trabajo, la credibilidad del documento queda, por decir lo menos, bajo sospecha.
En septiembre de 2016, los miembros de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza aprobaron una resolución para que la organización realizara una evaluación de las implicaciones del campo emergente de la biología sintética y en particular de las controvertidas tecnologías de “impulsores genéticos”, absteniéndose de defender o apoyar esta tecnología.
El liderazgo de la UICN podría haber asumido un enfoque precautorio e imparcial para realizar una evaluación con implicaciones potenciales de gran alcance para la biodiversidad. En cambio, la UICN eligió un camino diferente, designando para presidir la evaluación a un conocido y entusiasta defensor de estas tecnologías, el Dr. Kent Redford.
Redford, a su vez, nombró una cohorte de personas cuyo historial indica claramente que pueden tener puntos de vista muy positivos sobre las tecnologías de impulsores genéticos y otros desarrollos de la biología sintética.
Este documento analiza al grupo de autores y miembros del grupo de trabajo que la UICN eligió para su evaluación de biología sintética, examinando la evidencia de sesgos preexistentes, así como los factores que podrían percibirse como conflictos de intereses. Los hallazgos clave incluyen:
- Más de la mitad de los científicos involucrados en el informe muestra evidencias de sesgo previo a favor de la tecnología y/o un posible conflicto de interés.
- Tres grupos a favor de la biología sintética parecen haber tenido una influencia desproporcionada en la redacción del informe, al menos 15 miembros del grupo parecen estar asociados con Revive and Restore, el consorcio GBIRd (siglas en inglés del proyecto de Biocontrol Genético de Roedores Invasivos) o Target Malaria.
- Aunque la decisión de la UICN nombraba explícitamente documentos de colaboración y redes de grupos de la sociedad civil que monitorean la biología sintética como parte de quienes deberían participar en la evaluación, parece ser que dichas redes no fueron invitadas a participar.
- Varios miembros del grupo de evaluación no revelaron factores importantes que podrían percibirse como posibles conflictos de interés.
- En 2017, cerca de una docena de miembros del grupo participaron en un esfuerzo deliberado —coordinado por Emerging Ag Inc., una compañía de relaciones públicas financiada por y para los agronegocios— para influir de manera encubierta en el foro abierto en línea sobre biología sintética del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) de las Naciones Unidas.
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ETC Group-Impulsores genéticos: malas influencias | 755.41 KB |