Enviado por ETC Staff el
Organizaciones de la sociedad civil y de agricultores en todo el mundo reaccionaron con indignación ante la decisión por cinco votos contra cuatro que tomó hoy (21.04.2004) la Suprema Corte de Canadá, afirmando el derecho de Monsanto a demandar a los agricultores que tengan cultivos con genes transgénicos en sus parcelas, sea que los hayan elegido o que se hayan contaminado. El gigante genético Monsanto acusó a los agricultores de Saskatchewan, Percy y Louise Schmeiser, de violar la patente de la compañía sobre canola transgénica. Percy y Louise no querían las semillas de canola transgénica que invadieron su propiedad, ni trataron de aprovecharse del carácter tolerante al herbicida que tiene la semilla transgénica (o sea, ellos no utilizaron el herbicida Roundup en sus cultivos). De todos modos, Monsanto los demandó por violación a su patente y exigió una parte de sus ingresos. Con gran valor, los Schmeiser libraron durante siete años una batalla legal contra Monsanto que terminó en la Suprema Corte de Justicia de Canadá.
"La buena noticia es que los Schmeiser no tienen que pagar ni un centavo a Monsanto [lo cual revierte la anterior sentencia de una corte menor], pero la decisión tiene implicaciones muy graves para los productores y para la sociedad en cualquier lugar del mundo donde los gigantes genéticos tengan negocios",dijo Pat Mooney, director Ejecutivo del Grupo ETC, organización que siguió el caso y apoyó todo el tiempo a los Schmeiser. La tecnología de plantas genéticamente modificadas de Monsanto se usó en 90% del área global sembrada con transgénicos el año pasado.
"La decisión no solo erosiona los derechos de los agricultores en todo el mundo, sino también amenaza la seguridad alimentaria global y la diversidad biológica. Irónicamente, la ONU mañana será el Día Internacional de la Biodiversidad según la ONU. "Todos deberíamos estar de luto", lamentó Mooney.
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